• 2022-05-13 11:13:56
    Teatro

    Una magistral adaptación de Javier Hernández-Simón producida por GG


    Producción Escénica y Teatro del Nómada.



    En 1962 ya se esbozaba una pieza, a modo de narración de denuncia social, que podría considerarse una versión primitiva de esta obra maestra de Miguel Delibes. Los Santos Inocentes es mucho más que una novela de éxito extraordinario, penetrando en lo más profundo del corazón del lector a través de una alegoría de la España de poseedores y desposeídos, pero
    más vastamente como una obra sobre la violación de las relaciones entre el hombre y la naturaleza.


    En 1983 Mario Camus llevó a cabo una adaptación cinematográfica que conservó todo el aire poético y el intenso humanismo del relato e hizo que hasta los menos aficionados a la lectura pudieran disfrutar de todo lo que implica la historia de Azarías y su familia en un retrato fiel de la precaria vida de estos campesinos extremeños, aplastados por la miseria y el yugo de la imposición de sus señores.


    Se estructura en seis breves libros, los cuales desarrollan la trama de forma episódica. El estilo indirecto que predomina en esta novela es usado para hacer hincapié en el discurso y características propias de cada personaje. Con todo, la obra ahonda en la diferencia que existe entre las diferentes clases sociales, teniendo como protagonista a los estratos más bajos de una sociedad que parecía renacer para unos, pero desplomarse para otros. Más de cincuenta años hace de la publicación de su primera edición y aún cala en el alma y sirve como fiel reflejo del ayer en un hoy que para muchos no ha cambiado tanto. Tal vez de ahí que mantenga esta gran relevancia en la actualidad, a pesar de lo distante del momento y de la madurez que atesoran sus letras. Tanto es así que está considerada una de las mejores novelas en español del siglo XX.



    Dijo Albert Camus que “La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tú misma existencia sea un acto de rebelión”. Desde siempre se nos ha dicho que nuestra libertad termina en aquel lugar donde empieza la libertad del de enfrente. Es un dicho que admitimos sin ninguna duda y, sin embargo, deberíamos preguntarnos quién establece esos límites y si en su concepto más primario es posible que la libertad individual termine donde empieza el poder de otro. Y es que a lo largo de la historia, todos los grandes autores se han preguntado sobre el sentido mismo de la libertad, desde Shakespeare en La Tempestad hasta Calderón en La vida es sueño, todos han intentado descifrar esa relación entre seres humanos en ese juego perverso en los que uno se convierte en amo y otro en esclavo. Y lo han hecho porque es uno de los temas más profundos, controvertidos e irresueltos desde que el ser humano comenzó a vivir en comunidad.


    Delibes, como tantos gigantes de la literatura y el pensamiento, también se hizo la misma pregunta y en esta obra el genial autor vallisoletano aborda el conflicto desde múltiples perspectivas, para al fin otorgarnos más que una respuesta, una esperanza. Y lo hace a partir de un personaje que tan solo se guía a partir de su propio sistema ético, un personaje que no entiende de límites o normas, pero que percibe a la perfección la diferencia entre el bien y el mal.


    Un personaje que puede llevarse sobre las tablas e interpretarse hasta punto tal que nos transporte, junto a su familia, a aquella España de ayer que en tanto y cuanto pudiera ser la de hoy y tal vez la del mañana.


    Así lo vio Javier Hernández-Simón para adaptar magistralmente este título y ponernos frente a él. Descartando la mera ilustración de la novela, desmontando párrafo a párrafo su asombrosa estructura para armarla de otra forma que viniera a contar lo mismo pero resumido con sencillez gráfica. Jugando con su atemporalidad para representarla en la España de hoy con unos personajes actuales, pero que rezuman su esencia de época, que nunca se acabaron de ir aunque ahora se muestren con otras formas, aguardando la oportunidad de retornar con fuerza nueva en nuestro presente. Apartando la mirada con toda premeditación de la legendaria película de 1984 y reinterpretando a los personajes desde una mirada actual y propia.


    Elenco y producción de primer nivel para representar este incontestable grito a la libertad el 14 de mayo en el Teatro Auditorio Gonzalo Menéndez Pidal. Ocasión única de pensar desde tu butaca si es hora de salir “a correr el Cárabo” o de responder cada vez que te ordenen: “a mandar, que para eso estamos”.

    ENTRADAShttps://www.bacantix.com/entradas/?id=ElEspinar y desde una hora antes en la taquilla del teatro. 
    DIA: 14 mayo- 20:30



    Adjuntos: